No vendería mi alma por una rosquilla, pero la vendería con los ojos cerrados por retroceder en el tiempo, empezar desde el verdadero cero.
Ni la lampara, ni el ventilador me gustan ahora... Siguen siendo rojos, pero uno de ellos esta más vacío que mi alma, no importa lo que digan, lo que me digas, eres tú.
Cuéntame algo más, por última vez, sin saber a donde iras...
Odiando todo, doy tantas vueltas en círculos, solo girando sobre las pequeñas cosas que me han hecho cambiar, no escucho, ni quiero...
Adoro como la gente se contradice.
ResponderEliminarY te adoro a ti.